Las autoridades sirias buscan “restablecer el orden” entre reportes de asesinatos masivos de alauitas

Las fuerzas de seguridad están enfrascadas desde el jueves en violentos combates contra elementos leales al depuesto presidente, según una ONG, fueron abatidos más de 700 civiles de la minoría musulmana alauita en tres días

Publicación: 08/03/2025 17:18
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[Foto: AFP] / Miembros de las nuevas fuerzas de seguridad de Siria se preparan para partir de la ciudad noroccidental de Idlib, como refuerzo para la zona costera

Las autoridades sirias afirmaron el sábado que buscan “restablecer el orden” en el noroeste del país, antiguo feudo del depuesto presidente Bashar al Asad donde, según una ONG, fueron abatidos más de 700 civiles de la minoría musulmana alauita en tres días.

La seguridad es uno de los grandes desafíos del nuevo poder sirio, de base islamista e instalado en diciembre al término de una rebelión que en 11 días derrocó a Al Asad.

Las fuerzas de seguridad están enfrascadas desde el jueves en violentos combates contra elementos leales al depuesto presidente, que dirigió el país con puño de hierro durante 24 años.

Los incidentes, los primeros de esta magnitud desde la caída de Al Asad, estallaron tras un sangriento ataque de simpatizantes del exdirigente contra las fuerzas de seguridad en la ciudad costera de Jableh, según las autoridades.

Al día siguiente, las fuerzas de seguridad lanzaron operaciones de rastreo en la zona de Latakia, bastión de la minoría alauita, una rama del islam chiita a la que pertenece Bashar al Asad y su familia.

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En ese contexto, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) reportó en un nuevo balance publicado este sábado la muerte desde el jueves de al menos 745 civiles alauitas, entre ellos mujeres y niños, en la región costera, donde se concentra esta comunidad que representa el 9% de la población del país.

La oenegé, dotada de una amplia red de informantes en el terreno, afirmó que estos civiles fueron “ejecutados” por “motivos confesionales” por personal de seguridad y combatientes progobierno, y que junto a esto hubo “saqueos de casas y propiedades”.

Con la muerte de estos civiles, el balance de fallecidos desde el jueves asciende a 1.018 muertos, incluyendo 273 miembros de las fuerzas de seguridad y de combatientes leales al clan Al Asad.

Las Iglesias sirias denunciaron el sábado las “masacres de civiles inocentes” y pidieron el “fin inmediato de estos horribles actos”.

Carreteras cortadas

En redes sociales, particularmente en Facebook, se multiplicaron en las últimas horas los testimonios de crímenes contra civiles alauitas, que AFP no pudo verificar de forma independiente.

Samir Haidar, un vecino de Baniás de 67 años, declaró a la AFP que dos de sus hermanos y su sobrina fueron asesinados por “grupos armados” que entraron en su casa.

Una fuente del Ministerio de Defensa citada por la agencia oficial SANA informó del cierre de carreteras que conducen a la región costera.

A las fuerzas de seguridad se les pidió “restablecer el orden” en Jableh, Tartús y Latakia, indicó la misma fuente, que informó de la detención de un “gran número de saqueadores”.

El ministro de Educación, Nazir al Qadri, anunció el cierre de las escuelas el domingo y el lunes en las provincias de Latakia y Tartús, indicó SANA.

El OSDH y otras fuentes publicaron el viernes videos que mostraban decenas de cuerpos vestidos de civil y apilados en el patio de una casa, con varias mujeres llorando al lado.

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El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) pidió un acceso “seguro” para el personal sanitario y de rescate en el oeste de Siria.

Tensión permanente

En un país compuesto de varias comunidades -- sunitas, mayoritarios, kurdos, cristianos, drusos --, los alauitas estuvieron fuertemente representados en el aparato militar y de seguridad del clan Al Asad, que durante más de medio siglo, primero con Hafez y luego con Bashar, gobernó el país de forma autoritaria y represiva.

Desde que el 8 de diciembre fuera derrocado el segundo, la tensión ha sido recurrente en la costa mediterránea y su montaña, y simpatizantes del clan Al Asad y exsoldados del ejército sirio han atacado a las nuevas fuerzas de seguridad.

El presidente interino sirio, Ahmad al Sharaa, tiene un pasado yihadista y era el líder de Hayat Tahrir al Sham, el grupo islamista que fue la punta de lanza de la rebelión.

Al Sharaa ha tratado de tranquilizar a las minorías prometiendo que la nueva Siria será inclusiva, pero esa línea no la comparten necesariamente las facciones que operan bajo su mando y que actualmente constituyen el grueso del ejército y la policía, apunta el analista Aron Lund, del centro de reflexión Century International.

“Gran parte de esa [nueva] autoridad reposa en yihadistas radicales”, de confesión sunita, “que consideran a los alauitas como enemigos de Dios”, explica Lund, quien cree que estos enfrentamientos demuestran “la fragilidad del gobierno” actual.

En un discurso, Al Sharaa pidió el viernes a los insurgentes del oeste del país “deponer las armas y rendirse, antes de que sea demasiado tarde”.