Dicen que el pez por su boca muere, pero si vienen de algún reinado o de una villa... se arrastran. Y es eso lo que ha ocurrido con cierto mandado candidato presidencial del occidente que, sin pena ni gloria, por su propia lengua ha dicho que Santa Cruz solamente sirve para proveer ministros; y su también innombrable asesor, que “Santa Cruz es hoy día una Santa Cruz cunumi, una Santa Cruz mestiza, una Santa Cruz de provincia, más que la Santa Cruz imaginada de (Rubén) Costas y de los grandes cabildos”.
Por eso es que ese aspirante presidencial al que el gobierno del presidente Luis Arce le perdonó todos sus procesos judiciales y lo puso al frente como su caballito de batalla, no merece tampoco ser nombrado en Santa Cruz, para no dar pie a lo que dice el pintor español, Salvador Dalí, en el sentido “que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí (...)”.
Ni que hablen y peor que voten por él, en las elecciones del 2025, porque con esas expresiones, por más que luego se retracte, ese postulante de la villa, cavó su propia tumba, ajustándose no solo al dibujo del pez que por su boca muere, si no a otro que en tono de broma lo dijo un diputado opositor, al decirles imbéciles y compararlos con los caracoles, por ser “arrastrados y babosos” y estamos sacando un tercer calificativo del chiste porque es delicado hablar de temas matrimoniales.
Y para información de otros emisarios del occidente que tienen la misión de destruir Santa Cruz decirles que a nosotros no nos duele que nos digan “cunumis”(mujer adolescente en Guaraní), ni “cambas: porque somos orgullosamente nacidos en esta tierra del “Ñandereco”, es decir de la tierra sin mal y de la vida armoniosa, un lugar donde el maíz crece abundantemente sin necesidad de cultivo, donde los ríos fluyen con agua clara y refrescante, y donde animales y plantas coexisten en perfecta armonía. En resumen, es un mundo donde las penurias son simplemente inexistentes”, según la leyenda Guaraní.
Por eso, orgullosamente Santa Cruz, según Gary Rodriguez del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), es la tierra que provee el 77% de los alimentos que se consumen en el país, el que genera el 81% de las exportaciones y el que aporta el 31.5% del Producto Interno Bruto, nacional y donde nos perdemos en medio de tantas industrias en el Parque Industrial.
Y por más que las cifras del Censo Nacional del 2024 no se ajusten con el número de nacimientos, somos el departamento más poblado de Bolivia, donde 7 de los 10 extranjeros que llegan a Bolivia eligen nuestro departamento, y finalmente como diría el dirigente gremial orureño, Jesús Cahuana, “el camba nace donde quiere”.
Porque los cruceños, no hemos sido nunca, ni de Costas ni de ningún caudillo, somos hijos del Gran Grigotá, fuertes y a la vez hospitalarios como dice nuestra ley, aunque incendien nuestras tierras, las avasallen o nos quieran cerrar los acuíferos del Urubó.
Como diría el Camba Florencio: “Es aquí Santa Cruz ¡donde la vida es verdadera! es la herencia de la sangre castellana! donde nacen las mujeres más hermosas, que parece que brotaran de la tierra abrasadora, como brotan los capullos de las rosas... y son todas tan bonitas, tan alegres como bellas y este pueblo está orgulloso, las admira y las adora, porque son nobles, sinceras, cariñosas todas ellas... ¡Es aquí Santa Cruz! la esplendorosa, cuna eterna del amor y la fantasía, tierra camba sos tan bella y tan hermosa, que en el alma de tus hijos se reflejan, almas nobles de los cambas que te admiran y que adoran, ¡¡¡como adoran a los cielos y la Santa Libertad!!!”
Si, estoy de acuerdo en que debemos repensar en Santa Cruz, para no volver a elegir a autoridades que por cálculos políticos embarguen sus voces y su conciencia con el gobierno central o de, como dijo otro diputado opositor, de imbéciles víbora-perro que de noche se arrastran y clavan sus colmillos envenenados y que de día ladran. Y esa Santa Cruz cunumi hablará en las urnas.