La AGI podría dejar a millones de personas sin trabajo

La Inteligencia Artificial General (AGI) es una rama de la inteligencia artificial que busca crear máquinas con capacidades cognitivas equivalentes a las del ser humano. A diferencia de la IA actual, que se especializa en tareas específicas, la AGI aspira a replicar la inteligencia humana en su totalidad, con la capacidad de aprender, razonar y resolver problemas de forma autónoma.

Los últimos meses han sido testigos de avances impresionantes en el campo de la AGI. Entre ellos, destaca el lanzamiento de “Walker”, el robot humanoide de Ubertech, capaz de realizar tareas complejas como preparar café o doblar la ropa, luego está “Figure 01” un robot humanoide innovador desarrollado por Figure AI, en colaboración con OpenAI, lo que lo hace especial es su capacidad para interactuar con los humanos de una manera más natural que otros robots humanoides.

Y por último está “Optimus Gen 2”, el robot humanoide de segunda generación de Tesla, con capacidades de interacción social y destreza física mejoradas.

El desarrollo de la AGI genera tanto entusiasmo como incertidumbre. Algunos expertos temen que la AGI pueda conducir a un aumento del desempleo, ya que las máquinas podrían realizar tareas que actualmente desempeñan los humanos. Se estima que hasta el 47% de los empleos actuales corren el riesgo de ser automatizados en los próximos 20 años.

Sin embargo, otros argumentan que la AGI creará nuevos puestos de trabajo que ni siquiera podemos imaginar hoy en día. La AGI podría generar hasta 133 millones de nuevos empleos para el año 2025, especialmente en áreas como la creatividad, la empatía y la resolución de problemas complejos.

La educación y la formación serán claves para que las personas puedan adaptarse a un mundo cada vez más automatizado. Se necesitará una mayor inversión en educación para que las personas puedan adquirir las habilidades necesarias para prosperar en la era de la AGI.

Es imperante que abordemos el desarrollo de la AGI de forma responsable, considerando las implicaciones éticas y sociales de su desarrollo. Algunos de los principales desafíos éticos que debemos abordar son la discriminación, vigilancia y responsabilidad.

La inversión global en IA alcanzó los 150.000 millones de dólares en 2023. Se espera que esta cifra siga creciendo en los próximos años.

Existe un debate abierto sobre el futuro de la AGI y su impacto en la humanidad. Algunos expertos creen que podría conducir a una “explosión de inteligencia” y a una nueva era de paz y prosperidad, mientras que otros temen que podría suponer una amenaza para la existencia de la humanidad.

Algunos grupos advierten sobre el riesgo de una “distopía tecnológica”, donde la AGI se vuelva tan inteligente que supere la inteligencia humana y tome el control de la sociedad. Este escenario, conocido como “superinteligencia” o “ASI” según sus siglas en inglés, ha sido popularizado por autores como Elon Musk y Nick Bostrom.

Es importante tener en cuenta que estos son solo dos de los muchos escenarios posibles. El futuro de la AGI dependerá en gran medida de las decisiones que tomemos hoy como sociedad y la posición que tomen los gobiernos. Si somos responsables y proactivos, la AGI puede ser una herramienta poderosa para mejorar nuestras vidas. Sin embargo, si no tomamos las medidas necesarias para prevenirlo, la AGI podría suponer una amenaza para la humanidad.

Es fundamental que desarrollemos habilidades que complementen la inteligencia artificial, como la creatividad, la empatía y la inteligencia social. La inteligencia artificial no es un sustituto de la inteligencia humana, sino un complemento.

Los gobiernos, las empresas, las universidades y la sociedad civil deben trabajar juntos para garantizar que se desarrolle de forma responsable y que sus beneficios se repartan de forma equitativa.

Las preguntas giran en torno a este tema son: ¿Qué significa ser inteligente? ¿Qué nos hace humanos? ¿Es posible crear una máquina que sea realmente consciente?

Estas preguntas no tienen respuestas fáciles, y es probable que el debate continúe durante muchos años. Por eso mismo es importante que reflexionemos sobre estas cuestiones a medida que avanzamos en el desarrollo de estas tecnologías.

La Inteligencia Artificial General o AGI tiene el potencial de mejorar nuestras vidas de muchas maneras, pero también es importante que tomemos medidas para asegurarnos de que no se use para fines malintencionados.