Se está acabando el tiempo de las indefiniciones

Señalan las encuestas que la firma del acuerdo de unidad entre los cuatro líderes políticos el 18 de diciembre, contó con el respaldo de un 80% de los consultados. Este es un tema fundamental para comprender la necesidad de alternativa democrática que enfrente con madurez la candidatura que tendrá el MAS en las elecciones del 17 de agosto.

El oficialismo en sus versiones, parece que está comprendiendo que el nombre de Andrónico Rodríguez puede ser quien reagrupe a las bases más allá de los liderazgos sanguinariamente confrontados de Arce y Morales. Apariciones públicas novedosas, pancartas sorpresivas, y declaraciones que están dejando de ser dudosas y timoratas, muestran a Andrónico en franca y voluntaria exposición política. La intervención que tuvo en el encuentro “Liderazgo para un nuevo ciclo” organizado por El Deber, Radio Panamericana y Nueva Economía el 4 de febrero en Los Tajibos, mostró a un político firme, claro en su narrativa, rotundamente olvidadizo con la historia, cínico en sus justificaciones, como se lo recordó Rodrigo Paz, y hasta con una dosis crítica con su propio gobierno, en un escenario en el que era el único del oficialismo.

Mientras tanto, el campo de la oposición sigue enriqueciéndose con nuevos aspirantes con tan grandes pretensiones como dudosísimo respaldo. Las encuestas para todos los gustos, encargos y mecenas, están mostrando una danza de porcentajes que siguen sin cuadrar en nombres ni con el 100% cuando se hace el ejercicio de matemática elemental.

Todos nos preguntamos cuál puede ser el mecanismo idóneo para designar candidatos pues más allá de las declaraciones de los que se dicen líderes, pareciera que todavía no están viendo la misma película que está viendo la gente. Si tuviéramos que aplicar la mejor opción, en teoría, sigue siendo de mayor legitimidad que los 21 precandidatos reconozcan el peso específico de sus pretensiones, y liberen la presión sobre la candidatura presidencial. Estamos reconociendo por la evidencia, que la respuesta es negativa, más allá del camino abierto por Rubén Costas y Carlos Mesa.

Las otras dos modalidades, primarias y/o una encuesta concertada, están demostrando los niveles de confusión, protagonismo y alto peruanismo en debates que confunden el procedimiento con el objetivo estratégico. Esta situación, por el absurdo, me lleva a la pregunta, ¿y cuál sería el inconveniente para que se realicen las dos modalidades, si Marcelo Claure ha comprometido recursos para ejecutarlas? Más allá de la ironía manifiesta, estoy llamando la atención sobre un tema que debe tener un final en cortísimo tiempo para que la indefinición no se convierta en lamento posterior.

Hay otra situación negativa que se está presentando con el debate desabrido de Samuel contra Tuto que no ayuda en el objetivo estratégico de lograr una unidad concertada. Las legítimas adhesiones y firmas de convenios se multiplican en favor de uno y otro, y ayudarán, sin duda, a favorecer un debate al que nos había olvidado, recordando que las diferencias son saludables y que los adversarios no deben convertirse en enemigos.

Frente a ese escenario, están apareciendo voces desde la sociedad civil que están subiendo de volumen frente a este espacio de indefinición negativa que están teniendo los candidatos, y que les están recordando que ellos deben ser los canalizadores de la voluntad popular y portavoces de las soluciones. Una de ellas se hará pública hoy día con el nombre de “Nuestra Propuesta para una alternativa democrática” dirigida a Amparo Ballivián, Luis Fernando Camacho, Vicente Cuellar, Samuel Doria Medina, Carlos Mesa y Tuto Quiroga, suscrita por ciudadanos preocupados, a la que nos sumamos, que recuerda la necesidad de incorporar pluralismo y generosidad para definir propuestas y candidatos, y un compromiso firme para llevarlas adelante.

He sentido una sensación de ingenuidad al estar pidiendo cosas tan elementales cuando son tan obvias y debieran ser parte de compromisos operativos, más allá de declaraciones formales. He sentido que estamos pecando de inocentes cuando propuestas como las formuladas, tendrían que tener carácter de exigencia y demanda. Necesitamos certezas que nazcan de debates públicos y abiertos más allá de encierros y cuatro paredes. Y tenemos que recordarle a quienes están decidiendo por el camino de la Unidad, que ya no tienen derecho a resolver sus diferencias fuera de ella, y estarían cometiendo una traición a la confianza que están pidiendo si este esfuerzo terminara en una ruptura.

Tenemos que recordarle a quienes se asumen líderes, que se les está acabando el tiempo de las indefiniciones.