¿Por qué cada 4 años febrero tiene 29 días y cuáles serían las consecuencias si no hubiera el año bisiesto?
Cada cuatro años el calendario aumenta un día, el 29 de febrero. Pero, por qué se da esta situación y qué pasaría si no se ocurriera. Te lo decimos
En 2024 se marcó el año bisiesto con la inclusión del 29 de febrero, una fecha que existe en los calendarios cada cuatro años, pero ¿Por qué se da esta situación?
La existencia de esta práctica tiene su explicación a través de la astronomía, ya que estos constituyen un método esencial para compensar las discrepancias temporales que ocurren debido a la duración real de la órbita terrestre alrededor del sol.
Concretamente, el planeta Tierra tarda 365,24 días en completar su órbita alrededor del Sol, equivalente a 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos. Después de cuatro años, esas horas sobrantes suman casi día entero (23.262222 horas). Es por eso que existen los años bisiestos para ajustar el calendario de 12 meses y alinearlo con el ciclo solar.
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Con la inclusión de este día extra colocado a finales de febrero cada cuatro años, se garantiza que los calendarios estén sincronizados con la órbita de la Tierra a nuestra estrella, el Sol.
¿Qué pasaría si no hubiera un 29 de febrero?
Si cada 4 años, febrero no tuviera 29 días, el calendario se desalinearían progresivamente, afectando desde la planificación de cultivos hasta la regulación del clima.
Incorporar un día adicional cada cuatro años mantiene el calendario alineado con el año sidéreo. Sin embargo, esta medida no es completamente precisa. Según el doctor Bob Craddock, geólogo del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Instituto Smithsonian, al agregar un día bisiesto cada cuatro años, prolongamos el año calendario en más de 44 minutos, lo que eventualmente afectaría el alineamiento de las estaciones.
La introducción del año bisiesto se remonta al calendario juliano, propuesto por Julio César en el 45 a.C. Este añadía un día extra cada cuatro años para compensar el desfase entre el año solar y el calendario. Sin embargo, esta solución generaba un exceso de ajuste temporal.
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Si el calendario no hiciera esa pequeña corrección cada cuatro años, gradualmente se desalinearía con las estaciones. Durante siglos, esto podría llevar a que los solsticios y equinoccios ocurran en momentos diferentes a los esperados.
El clima invernal podría convertirse en lo que el calendario mostraba como verano, y los agricultores podrían confundirse sobre cuándo plantar sus semillas, publica en un artículo Infobae.
Según detalla un artículo de National Geographic, si no se toma en cuenta este tiempo faltante, cada 12 años los calendarios sufrirían un desfase de tres días e incluso las estaciones no podrían empezar en el mismo mes cada año. Un verdadero caos que podría traer más de una complicación en diversas áreas de la vida.