Se afeitaba la barba y descubrió algo que le cambió la vida
Un joven de Argentina descubrió un linfoma de Hodgkin al rasurarse a los 19 años. Con quimioterapias, trasplantes y una voluntad inquebrantable, enfrenta recaídas sin rendirse. Su historia inspira a vivir con propósito y esperanza.


Por: Melany Vaca
En 2006, Alejandro Stahoski, notó un bulto bajo su mentón mientras se afeitaba. Tras semanas de estudios, el diagnóstico llegó como un golpe: linfoma de Hodgkin, un cáncer hematológico.
Decidido a no dejarse vencer, comenzó con las quimioterapias, durante ocho meses, preparándose para un trasplante de médula ósea. Un médico le dio un consejo que marcó su camino: “Golpéalo con tu felicidad y vida activa”. Desde entonces, el deporte, la cocina y los estudios se convirtieron en sus aliados, según relató La Nación.
A pesar de un primer trasplante exitoso, el cáncer regresó en 2010. Resistente a tratamientos convencionales, su caso se volvió clínicamente atípico. En un momento crítico, un fármaco experimental para cáncer hepático le causó parálisis parcial, pero él suspendió el tratamiento y recuperó movilidad en 48 horas.
En 2015, un segundo trasplante le dio años de estabilidad. Durante su recuperación, conoció a Yessica, su compañera inseparable, con quien formó una familia y tuvo a su hija Sofía Milagros, de dos años, a quien llama “el premio de la vida”.
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Apasionado por el deporte, participó en campeonatos nacionales e internacionales para trasplantados, representando a Misiones, Argentina.
También se formó como cocinero profesional y aboga por la donación de médula ósea. A sus 38 años, enfrenta una nueva recaída con controles médicos y tratamientos.
“Sueño con escuchar que ganamos, pero no cambiaría este camino”, afirma. Su vida, marcada por la resiliencia, el amor y la fe, inspira a otros a no rendirse y a encontrar propósito en cada desafío.