Brasil vota en la segunda vuelta de las municipales en un nuevo test para Lula y Bolsonaro
Los brasileños votan este domingo en la segunda vuelta de elecciones municipales, una prueba para las fuerzas lideradas por el izquierdista Lula y el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Los brasileños votan este domingo en la segunda vuelta de las elecciones municipales, un test para las fuerzas lideradas por el mandatario izquierdista Lula y el ultraderechista Jair Bolsonaro, de cara a las presidenciales de 2026.
La primera vuelta, el 6 de octubre, fue ampliamente favorable a la derecha y especialmente al partido del expresidente Bolsonaro, el Partido Liberal (PL).
”Lo que está en juego en esta segunda vuelta es la redistribución de las cartas de poder entre los partidos de derecha y de centroderecha de Brasil”, ya mayoritarios en el Congreso, explica a la AFP Geraldo Monteiro, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
La atención también está puesta en Sao Paulo, la mayor metrópolis de América Latina y capital económica de Brasil, donde se concentran más de 9 millones de electores.
El alcalde saliente Ricardo Nunes, apoyado por Bolsonaro, es favorito frente a Guilherme Boulos, candidato de Luiz Inácio Lula da Silva.
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”En la primera vuelta voté al candidato que no pasó a la segunda vuelta, (Pablo) Marçal. Ahora voy a hacerlo por el que tiene ideas más parecidas a él, Nunes”, dijo a la AFP Vitor Camargo Reis, un analista de sistemas de 33 años, en un colegio electoral de la zona sur de Sao Paulo.
Marçal, un influencer ultraconservador que sacudió la campaña con su estilo provocador, quedó fuera de la contienda por un puñado de votos y ahora sopesa lanzarse en las presidenciales de 2026.
- Lula, ausente -
El último sondeo del instituto Datafolha, publicado el sábado, brinda a Nunes 57% de las intenciones de voto frente a 43% para su rival de izquierda.
”Soy muy optimista”, declaró Nunes después de votar en una escuela junto a Tarcisio de Freitas, gobernador de Sao Paulo y exministro de Bolsonaro.
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Boulos, de su lado, acudió a votar acompañado de varios ministros del gobierno de Lula, entre ellos Marina Silva, de Medio Ambiente.
Contrariamente al primer turno, Lula no pudo hacer campaña junto a Boulos la víspera de la votación debido a un accidente doméstico que sufrió el 19 de octubre.
El mandatario se golpeó la cabeza al caer en el baño mientras se cortaba las uñas y el percance le obligó a limitar su agenda a Brasilia.
Lula, que este domingo cumple 79 años, no podrá desplazarse para votar en su localidad de Sao Bernardo do Campo, en la periferia de Sao Paulo. El voto es obligatorio en Brasil hasta los 70.
- Incertidumbre -
La segunda vuelta tiene lugar en 51 ciudades: las mayores de más de 100.000 habitantes en las que ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta hace tres semanas.
En Río de Janeiro, el centrista Eduardo Paes, apoyado por Lula, fue cómodamente reelegido para lo que será su cuarto mandato.
Pero en 15 de las 27 capitales de estado habrá segundo turno, con una pugna ajustada en nueve de ellas, como Fortaleza (noreste) y Cuiabá (centroeste).
En ambas ciudades el duelo se da entre candidatos del Partido de los Trabajadores de Lula y del Partido Liberal de Bolsonaro.
En la capital amazónica de Belém (Pará, norte), que albergará la conferencia de la ONU sobre el clima COP30 en 2025, un bolsonarista climatoescéptico, Eder Mauro, disputa la alcaldía con el centrista Igor Normando.
- Batalla en 2026 -
El PL de Bolsonaro se hizo con dos capitales estatales en la primera vuelta y ahora disputa nueve.
Sin embargo, el expresidente ultraderechista tuvo una presencia discreta en la campaña y uno de sus más estrechos aliados, el influyente pastor evangélico Silas Malafaia, lo tachó de “cobarde”.
En la primera vuelta en Sao Paulo, el electorado bolsonarista se dividió entre Nunes y Marçal.
La llegada a la cabeza del alcalde saliente se atribuyó sobre todo al apoyo del gobernador Freitas, que suena como candidato de la derecha en las presidenciales de 2026.
Bolsonaro está inhabilitado políticamente hasta 2030 por desinformar sobre el sistema electoral, aunque confía en conseguir anular la condena y presentarse a la contienda dentro de dos años.
Lula, por su parte, deja planear la duda sobre si se presentará a la reelección.