2025 - Las Bolivias, sin Reyes Magos

En dos semanas lejos de ustedes, mis amigos lectores, varias veces estuve tentado de retomar mi opinario; pero entendía que ustedes —y yo mismo— necesitábamos una pausa de mí. Por eso hoy vuelvo, energizado de tanta barahúnda de cosas por escribir y, siguiendo la moda multitareas, con la bondad y paciencia de ustedes haré mis primeros multicomentarios de 2025.

Voy a empezar con un pendiente anunciado: las encuestas auspiciadas (financiadas, así de simple) por el empresario bolivianoestadounidense Marcelo Claure Bedoya. No hace falta que recuerde el guirigay que se armó antes y durante (aun más) su publicación: “Que si quería hacerse protagonismo para ser presidente”; “que si quería poner sus monopolios acá”; “que si era peón de X o de Y...”, todas las sandeces y ojerizas que se arman en la mediocridad de algunos incapaces, olvidando que es el único nacido en Bolivia que Forbes incluye en su Ranking de Milmillonarios: el número 1624 de 2742 relacionados.. Saltando esas “prevenciones” —herencia constante del altoperuanismo del que nunca nos hemos librado—, prefiero analizar simplificadamente del estudio, el primero de tres anunciados, en espera del segundo y tercero para profundizar más.

Publicados en X entre el 27 y el 29 de noviembre pasados y con un balance el 5 de diciembre, a pesar del trastoque de diagramas por error que el mismo Claure reconoció y que se subsanó y de que no fue acertado emplear los resultados del Censo 2024 como universo en lugar del padrón electoral (con todas sus falencias, es aún la referencia electoral), la inclusión de Morales (vetado de participar pero una referencia de adhesiones tempranas), además de que el alcance no se lo difundió desde el inicio en la Ficha Técnica —o Marco Técnico— (2 mil adultos de 160 localidades de un centenar de municipios no identificados ni cuantificadas las muestras particulares), esa investigación por una empresa internacional (sin demeritar nacionales con criterios rigurosos) de preferencias electorales —que, a fin de cuentas, es un corte temporal, una fotografía instantánea del pensamiento de una muestra aleatoria— casi un año antes será de mucha utilidad para evaluar el comportamiento histórico con las otras dos entregas siguientes prometidas y contra otras, igualmente profesionales, que salgan. Habrá nueve meses para inmersiones.

(Aprovecho para señalar la perentoriedad de que nuestros medios, físicos y virtuales, inviten a especialistas que sepan interpretar estadística, conscientes de que muchos de nuestros mejores escribidores de medios huyeron de los números al llegar a las universidades; me viene a la mente la anécdota de un prestigioso medio nacional que, en titular de tapa, asignó en 2002 «dos de cada tres estudiantes universitarios apoyan» al entonces candidato presidencia Blattmann Bauer cuando el reporte estadístico de EQUIPOS MORI señalaba que sólo tres estudiantes mencionados eran toda la muestra estudiada del universo particular de los estudiantes universitarios)

La segunda incursión está muy ligada a la tercera, siguiente. Ésta es sobre una entrevista realizada a la historiadora y analista Sayuri Loza Palenque (“Sayuri Loza: ‘Mientras Santa Cruz no piense como nación, no va a poder convertirse en el centro político del país’”, El Deber, 04/01/2025), en la que la entrevistada reconoce el liderazgo económico y empresarial de Santa Cruz respecto del resto del país pero le señala la falta de asumir un liderazgo político nacional. Dicho en simple: es reentender Las Bolivias sin visión de túnel ni reticencias y superar de una vez la incompatibilidad altoperuana que llevó en 1825 que, durante la Asamblea General Deliberante del Alto Perú en La Plata (hoy Sucre), sólo estuvieran dos representantes de la Gobernación de Santa Cruz —entonces adicionada con lo que hoy es Beni más los que después fueron Territorio de Colonización (hoy Pando) y todas la pérdidas y desgajes de Melgarejo y el mismo Pando), un territorio mayor de lo que hoy son Alemania (de por sí, el actual Santa Cruz lo es), Francia y España sumados, ajuntados por decir— frente a siete por la de Charcas, doce por la de La Paz, trece por Cochabamba y catorce por Potosí (Oruro no existió en propiedad hasta 1826 y Tarija aún era rioplatense); vale decir: dos representantes cruceños frente otros 49 o el 3,9 % de los representantes constituyentes. Superar este desentendimiento y proyectar hacia un país múltiple en particularidades y único en voluntad, sin complejos ni reticencias con la bandera de un federalismo de iguales en libertad —como son Argentina, como México, como Brasil, por citar sólo los tres grandes de Iberoamérica—, son los que llevarán a que Santa Cruz sea definitivamente reconocida como líder y hermano por todas Las Bolivias (Santa Cruz misma incluida).

El tercer tema es el artículo “Bolivia vivirá un ‘momento María Corina’” (El Deber, 04/01/2025) del diputado nacional José Manuel Ormachea Mendieta (alianza Comunidad Ciudadana), uno de los más activos de las oposiciones —salvando una carencia lastrante en esas bancadas desde su inicio en 2020, aunque yo no siempre comulgue con todo lo que postule—, como Nayar Sosa, Requena Zárate y Seoane Flores o Aliaga Palma, Barrientos Sahonero o Rek López o Bazán Gutiérrez.

Lamento contradecir a Ormachea Mendieta por varias razones: en este momentum político y electoral (durante 2025 y algo más) en Las Bolivias no hay ningún líder que aglutine a la población opositora: si MCM logró el 92,5 % en las primarias opositoras de 2023, descalificadas por el régimen y logró la unidad de la Plataforma Opositora para que su candidato delegado obtuviera el 67 % de los votos registrados en el 81,7 % de las actas verificadas, fue el resultado de años de constante actuación opositora, sin coyundas ni compromisos. Eso no pasa en Las Bolivias porque no hay un liderazgo; las oposiciones —más allá del discurso de necesidad unitaria— no se cohesionan: no hay nada parecido a una Plataforma Unitaria Democrática; los candidatos mejor posicionados no superan el 18 % y sólo se destacan en sus bastiones: Manfred en Cochabamba con el 44 % de intenciones y en Oruro el 28 %, mientras Camacho sólo aflora en Santa Cruz con el 25 % —posiblemente por solidaridad más que por convicción— pero nacionalmente no supera el 9 %, bajo la línea de 2020; los demás desaparecen y el ganador es el No Sabe con el 21 % (datos Panterra Research 2024). Eso no quiere decir que todo está perdido: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores [aún] son pocos» (Mateo 9:37).

Mi cuarto comentario corresponde a una asociación que hace el columnista Hugo Mansilla Ferret en una publicación de BrujulaDigital (02/01/2025). Mansilla Ferret (fuera del tema del artículo, que el investigador Renzo Abruzzese Antezana ha tratado extensamente, así como otros escritores) con su recapitulación de «columnistas incómodos de la prensa boliviana, que ostentan una excelente calidad intelectual a nivel latinoamericano» (muchos de ellos grandes amigos personales y brillantes analistas en diversas áreas, como Alfonso Gumucio Dagrón, Gonzalo Mendieta Romero y Francesco Zaratti Sacchetti, sin descartar, entre otros, los valores de Don Pedro Portugal Mollinedo, muy meritorios todos sin duda) incurre en lo contrario que Loza Palenque mencionó en su entrevista cuando sólo incluye residentes en La Paz: «Dicen que a los paceños nos gusta el centralismo. Mentira, el centralismo nos está destruyendo a los paceños; nos está volviendo burócratas». ¿Acaso en el resto de Bolivia no hay calidad intelectual a nivel latinoamericano? Y, peor, ¿tampoco ninguna mujer boliviana merece esa clasificación de “excelencia”? Mucho, muchísimo endogenismo centralista misógino.

Quizás Mansilla Ferret hubiera merecido un Premio Limón pero la representante orureña por el MAS a la ALP Miriam Martínez Michaga fue la indiscutible “ganadora”.

El Premio Limón fue instituido en 1971 en España por un grupo de periodistas de diversos medios que destacaran la negativa participación mediática de actores políticos, culturales y deportivos, entre otros. También crearon, en contraparte, un Premio Naranja.

La asambleísta Martínez Michaga (la página de Diputados no incluye su biografía y, aunque la googleé, no pude encontrar cuál es su formación y méritos) suelta de cuerpo afirmó que «los cruceños deben “tener sus propios hijos” para aumentar su población», quizás por aquello que una vez escribí que “la mayor ciudad de Oruro es Santa Cruz de la Sierra” y realzando que «potosinos y orureños que, “por conciencia” [sic; el destaque es de ella], durante el Censo de Población y Vivienda 2024, “han regresado a su departamento de origen”» cuando ese acarreo —promovido por intereses políticopartidarios ciegos— quita a esas mismas personas de más beneficios en salud y educación concatenados de la participación tributaria al no registrarse donde viven y donde nacen sus hijos, a la vez mezquinan con sus actuales vecinos la solidaridad de recibirlos e integrarlos. (“Casualmente”, en el resumen estadístico del Censo, Oruro fue el único departamento que el Censo 2024 le dio más población que la Proyección INE anterior: 8.309, aunque ningún proyecto productivo de urgente necesidad de mano de obra hubiera aparecido en el departamento de Oruro entre 2012 y 2024; sin comentarios, ya los hizo Martínez Michaga). “Buena y meritoria defensora de la orureñidad y sus migrantes” es la pobre diputada.

Cierro indignado, molesto, deprimido por lo que ayer pasó en Venezuela: una burla de los regímenes opresores de Cuba, Nicaragua, Rusia e Irán (más los corifeos caribeños colgados de la munificencia petrolera de Caracas), acompañada por la complicidad algo disimulada de Brasil, Bolivia y Colombia.

Cada día se comprueba más que el pueblo venezolano no quiere la dictadura socialista 21; que la rosca opresora no entiende de negociaciones algunas —por mucho que se las adorne de justificaciones— si no es para obtener dos cosas: beneficios —sobre todo de vender petróleo a las refinerías de EEUU— y tiempo: tiempo para reprimir (solapadamente o no, una burla conocida de todas sus negociaciones) y tiempo colocar sus rapiñas seguras.

Por Venezuela, por el pueblo venezolano, por su libertad y por su democracia oro, hermanos venezolanos. Somos un solo pueblo.