El negocio de los hidrocarburos en Bolivia del fracaso a la crisis

El presente artículo muestra la realidad del negocio del gas y los hidrocarburos en el país, teniendo en cuenta que fue la base y/o el soporte económico para instaurar el modelo político y económico del Movimiento al Socialismo, y el que paradójicamente hoy, se convierte en su sepulturero.

Los ingresos por la exportación de gas natural a la Argentina y al Brasil, significaron para el país, desde el 2006, una renta petrolera (IDH y regalías) superior a los 50 mil millones de dólares. En el 2014, el sector de hidrocarburos representaba la mitad de las exportaciones del país.

Por supuesto, el gobierno desde ese entonces, aprovechando los ingentes recursos obtenidos que se originaron con la ley de hidrocarburos, tenían la necesidad de apropiarse de los efectos que esa cantidad de recursos iban a provocar en la economía del país. Para lograr este objetivo, diseñaron el plan de la “nacionalización de hidrocarburos”. Con esta medida, no expulsaron a las empresas transnacionales del país, pero sí hicieron que YPFB controle la cadena productiva, dejando sin poder de decisión a quienes podían haber invertido para la sostenibilidad de este negocio. El Estado compensó a estas empresas con 18 mil MM de USD en costos recuperables.

El negocio del MAS demuestra el grado de fracaso de este modelo basado en el extractivismo. Si comparamos el periodo masista –del 2006 al 2023- contra los 7 años antes del MAS, no se justifica que, con 10 veces más recursos, la producción y las reservas estén declinando a toda velocidad.

El efecto directo provocado por la nula inversión en esta industria, no sólo afectó de manera importante las arcas del Estado y de los gobiernos subnacionales, sino que, además, provocó la disminución en la producción de líquidos a menos de la mitad. La consecuencia directa de la política irresponsable del MAS, desencadenó una dependencia muy importante a la importación de hidrocarburos.

La Balanza Comercial hidrocarburífera (exportaciones de gas menos importaciones de combustibles) recién empieza a ser negativa a partir de 2022 (-55) millones de dólares. El 2023, llegó a un poco menos de (-900) MM de dólares. Estos datos muestran que, si bien los problemas que ocasionaron el deterioro de esta industria, son estructurales, el agotamiento del modelo entra en crisis más o menos desde hace 4 o 5 años atrás.

Entre 2018 y 2023, la cantidad importada de hidrocarburos creció en un 55%, mientras que el valor creció en un 136%. Estos datos podemos compararlos con el incremento del parque automotor, bajo la suposición de que la importación debería aumentar de manera similar al incremento del mismo. Sin embargo, esto no sucedió así. El parque automotor creció en estos mismos años en un 29%, casi a un 5% anual. Bajo esta lógica, podemos dimensionar el contrabando, en un 20% de lo importado en estos años, cifra que alcanzaría a 4 mil MM de dólares aproximadamente. Sin duda, es uno de los negocios más rentables de la historia boliviana.

Un dato importante respecto a la importación de hidrocarburos, que es quizás el precedente que desencadenó la crisis de dólares en el país es el siguiente. Entre 2021 y 2022 dicha importación aumentó de 1.716 MM a 3.145 MM de dólares, equivalente a un incremento de 83% (cifra cercana a los 1.500 MM de USD) en un solo año. Justo entre estos años el barril del petróleo subió en aproximadamente en 40%, por lo que no se justifica la subida tan abrupta en más del doble de la importación. Por supuesto, pese a que para el 2023 el barril de petróleo volvió a bajar, las importaciones se mantuvieron casi en el mismo nivel.

Para finalizar el análisis, presentamos a continuación un cuadro que refleja los precios de importación de gasolina y diésel, entre el 2021 y 2023. Bolivia y el gobierno importan dos tipos de gasolina, la con índice antidetonante inferior a 87 octanos y la que se encuentra entre 90 y 95 octanos (premiun). Un gran porcentaje de la gasolina que se importa es la inferior a 87 octanos, el 2021 la importábamos a un precio de 4,81 Bs el litro, el 2022 a 6,74 Bs, y el 2023 a 6,88 Bs. Claramente el precio nunca bajó, pese a que el precio internacional del petróleo sí lo hizo, por supuesto, esto denota una gran oscuridad en el negocio. Por otro lado, si a este precio de importación le restamos los gravámenes aduaneros, el precio de importación bajaría a 5,93 Bs el litro.

Asimismo, resaltamos que el precio de importación de la gasolina premiun es más barato que el de la gasolina común, ya que el 2023 fue de Bs 5, una diferencia de 1,88 Bs por litro, siendo de mayor calidad. Si liberalizamos su importación con exención de gravámenes, el precio de importación de la misma, alcanzaría a 4,31 Bs por litro. Recordemos que el gobierno nos ofreció a un precio de venta de 6,71 Bs el litro. Claramente, esto parece una burla para el pueblo. Claramente los agentes privados pueden importar dicha gasolina a un menor precio.

Se presenta también en el cuadro, el precio del litro de diésel importado, que para el 2023 se situó en Bs 7,3. En contacto con algunos empresarios, me transmitieron que ellos estaban dispuestos a importar diésel a 680 dólares el metro cúbico puesto en Bolivia, lo cual equivale a Bs 4,5, Bs 2,5 más barato que la compra del gobierno.

Por los datos expuestos es importante puntualizar los siguientes aspectos. El fracaso del modelo económico y político impuesto por el MAS provocó también el fracaso en la gestión y provisión de hidrocarburos en el país. Dicho fracaso provocó, además, la paulatina escasez de dólares que tiene consecuencias en todos los sectores de la economía. La divergencia y contradicción en los indicadores de exportación, importación, crecimiento del parque automotor y los precios de importación de diésel y gasolina entre otros, sustentan objetivamente el fracaso mencionado. El MAS nos dejó un país destruido.

La conclusión nefasta, pero que fue evidente para muchos durante ya varios años, es que YPFB y el gobierno, no tienen la capacidad financiera y logística para mantener la provisión de hidrocarburos en el país, pero, además, denotan la muy probable corrupción en toda la cadena de suministro de estos energéticos.

En este sentido, las soluciones a la crisis son bastante evidentes. Se deben reducir los gastos de gobierno en dólares y en Bs e incentivar de manera decidida; evitando el excesivo control y la burocracia, a la principal fuente de provisión de divisas: las exportaciones. YPFB y el gobierno deben transparentar los contratos de importación de hidrocarburos, y luchar decididamente contra el contrabando. Asimismo, se deben reducir los costos de transporte, pensando incluso en la reversión del oleoducto Arica – Bolivia, con inversión extranjera. Se debe liberalizar inmediatamente la importación y comercialización de hidrocarburos con exención absoluta de gravámenes e incluso con la exención de impuestos a la comercialización. Estos agentes económicos, incluso podrían exportar diésel y gasolina a países vecinos porque queda en evidencia que pueden traer estos líquidos a precios más competitivos que el gobierno, lo cual incrementaría la oferta de dólares para el país. Podríamos convivir por un tiempo, con hidrocarburos subsidiados y con abastecimiento privado.

Si nuestros gobernantes piensan realmente en el pueblo, y especialmente en los más pobres, deben privilegiar la economía de las familias y no sus propios intereses.