“¿Hasta cuándo el furor de los déspotas será llamado justicia y la justicia del pueblo, barbarie o rebelión?”, dijo Maximilien Robespierre, político francés apodado “el Incorruptible” a propósito del levantamiento del pueblo francés contra la monarquía que los estaba asfixiando, durante el inicio de la Revolución Francesa, en 1789. Y por qué recordar esas frases, porque el llamado derecho de rebelión ha sacudido hasta la montaña más alta del mundo, el Everest de casi 9 mil metros sobre el nivel del mar, que cobija el pequeño país mediterráneo de Nepal, en el continente asiático.

Todo comenzó el jueves 4 de septiembre cuando el Gobierno del primer ministro Sharma Oli dispuso el bloqueo de 26 redes sociales, incluyendo Facebook y YouTube. La medida coincidió con la expansión de una campaña viral en TikTok, conocida como “Nepo Kid”, que exponía denuncias de corrupción entre miembros de la élite política del país.

La prohibición del uso de las plataformas fue vista como un acto de censura directa por diversos sectores sociales y derivó en manifestaciones que dejaron un saldo de 51 muertos y la fuga de 12.500 prisioneros. Ante dicho escenario, el Gobierno nepalí llamó a un toque de queda que fue brutalmente repudiado por los residentes que salieron a manifestarse incendiando la sede del Parlamento, edificios gubernamentales, un centro comercial, un hotel Hilton y varias viviendas de los gobernantes.

”Queremos ver el fin de la corrupción en Nepal”, declaró Binu KC, una estudiante universitaria de 19 años, al servicio nepalí de la BBC, identificada como la “Generación Z”, nacidos entre 1997 y 2012 y que representan el 49% de los 36 millones de habitantes de Nepal, de 147.182 kilómetros, enclavada en medio de dos países gigantes como vecinos, China e India.

Nepal se encuentra entre los países más pobres y menos desarrollados del mundo, con aproximadamente la mitad de su población de 36 millones, viviendo por debajo de la línea de la pobreza y una tasa de desempleo del 20%. Los hechos han provocado la renuncia del primer ministro Sharma Oli y el restablecimiento del orden a cargo de las Fuerzas Armadas.

Después de varios siglos bajo un gobierno monárquico de Inglaterra, Nepal declaró su independencia, y se convirtió en una República Democrática Federal en 2008 tras una guerra civil y la abolición de la monarquía, siendo manejada hoy por una fracción del Partido Comunista.

La rebelión ha traído a la memoria la llamada “Primavera Árabe” que fueron una serie de manifestaciones populares, levantamientos y rebeliones armadas que se extendieron por gran parte del mundo árabe a principios de la década de 2010, en clamor por democracia y derechos sociales y que produjo la dimisión de gobernantes en Túnez, Egipto y Libia, principalmente.

“El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir. La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte”, dijo el escritor y filósofo mexicano., Benito Juárez. Tiene sus raíces en las revoluciones de Estados Unidos, Francia y el derecho a rebelarse, contra la tiranía y la opresión, está contemplada en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En Bolivia hemos tenido varios episodios parecidos. En uno de ellos, en 1946, el presidente Gualberto Villarroel murió asesinado, cuando una muchedumbre asaltó el Palacio Quemado para derrocarlo y luego colocar su cabeza en un poste de luz de una plaza, y las más recientes han sido, el 2003 cuando una manifestación llamada “la Guerra del gas” provocó la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada y en 2009 cuando se produjo la “rebelión de las Pititas” que provocó la renuncia del entonces presidente socialista, Evo Morales, acusado de fraude.

Porque el fin es la libertad y la democracia y debe inspirarnos, para que en paz y con transparencia, elijamos a la opción que nos garantice estos derechos fundamentales, en el balotaje presidencial, este 19 de octubre del 2025 y evitemos episodios de violencia., porque la voz del pueblo es la voz de Dios