A falta de la confirmación de FIFA (organizador de la Copa del Mundo, no el intermediario Conmebol), resulta muy llamativo el anuncio realizado por la Federación Boliviana de Fútbol de llevar hasta El Alto el partido de septiembre próximo contra Venezuela, sacando a la Selección nacional del estadio Hernando Siles de La Paz. La FBF no especificó la razón del cambio. ¿Qué hay detrás?

Tratándose de fútbol, el principal motivo tendría que ser deportivo. Pero subir 400 metros no se puede considerar como una medida determinante para conseguir los triunfos que con urgencia se precisan, para evitar una tempranera eliminación en la carrera el Mundial 2026 y por tanto otro duro traspié para esta gestión federativa de Fernando Costa que viene golpeada por una mala campaña en la Copa América.

Tampoco se advierte una conveniencia económica, porque se trata de un estadio que tiene menor aforo que el Siles... salvo que se duplicara el precio de los boletos, algo impensable en un escenario de crisis económica nacional marcada por la escasez de combustible y dólares. En El Alto, como en cualquier otro rincón del país, la prioridad ahora es ‘los verdes’, no ‘La Verde’.

Llama la atención también el anuncio de invertir más de 3 millones de dólares de fondos municipales para poner a punto el estadio y sus alrededores. ¿No hay otras prioridades para el municipio alteño, en salud o educación? Y por la premura del tiempo, queda poco espacio para licitaciones y las obras acaso tendrán que ir por la invitación directa a empresas (¡?)

Resta que El Alto cumpla los requisitos que impone FIFA para albergar partidos de Eliminatorias, inspección de por medio. Un estadio que la FBF no había comunicado anteriormente que tenía registrado como alternativa, tal como establece la norma de FIFA.

El discurso hasta ahora venía siendo de que la llamada “sede natural” de la Selección en La Paz era “intocable”. Cuando se planteó la posibilidad de trasladar partidos de las Eliminatorias a Santa Cruz, Cochabamba o Sucre, saltaron las protestas. Esta vez, se escucharon los sonidos del silencio. Incluso hubo aplausos, por el cambio.

La sede sí se pudo tocar, al menos, en el papel, como lo demuestra la programación publicada por Conmebol. Si FIFA aprueba esta variante, quedará sentado un precedente. Se acaba el discurso de la “sede natural”, de la “base intocable”. Esta vez, se plantea llevar los partidos a El Alto. Pero ojo todo lo que sube... también puede bajar.