Las 10 medidas de Arce: Un tratado sobre la administración de la escasez

La gestión de crisis es un arte, y el gobierno boliviano ha decidido practicarlo con un método que mezcla negación de la realidad, soluciones simbólicas y un optimismo que desafía las leyes de la economía. Ante la falta de dólares, la dependencia extrema de importaciones y una política energética diseñada con el rigor de una profecía maya, el Ejecutivo ha elaborado un decálogo de medidas que, en lugar de solucionar el problema, buscan normalizarlo. Es, en términos técnicos, la institucionalización del “aguantarse nomás”.

Ahora bien, ¿si no hay dólares para importar el 50%, cómo habrá para un 80%? Se autoriza a YPFB a comprar cripto dólares, lo que suena tan futurista como pretender pagar en Bitcoin en la Uyustus o la Cancha . Pero el pequeño detalle es que las plataformas de criptomonedas suelen manejar montos pequeños, y conseguir varios millones en estas transacciones es más difícil que encontrar un surtidor sin fila. Por otra parte ¿Países como Rusia o Paraguay aceptarán cripto dólares? Tal vez, pero solo si en el paquete incluyen un manual para explicarles cómo convertirlos en dolares reales.

Para ilustrar el problema: si el internet boliviano fuera un animal, sería una tortuga con reumatismo y una mochila llena de ladrillos. Dicen que ciertas universidades están estudiando cómo las señales de radio tardan menos en llegar a Marte que en cargar un meme en Bolivia. El teletrabajo es una gran noticia para quienes soñaban con trabajar menos, pero no tanto para la economía, que ahora depende de cuántos minutos tardes en enviar un correo. ¡Y ni hablar de las videollamadas! En Bolivia, una reunión en Zoom es como una cita a ciegas: nunca sabes si la otra persona aparecerá o si se quedará congelada en el momento más incómodo.

Y si alguien tiene dudas sobre la efectividad de estos controles, basta con visitar Villazón, la ciudad donde el contrabando no solo es una actividad económica, sino casi una atracción turística. Como oriundo del diamante que se pule solo doy fe que si caminas en línea recta, inevitablemente cruzas la frontera sin darte cuenta y terminas regresando con un quintal de harina de La Quiaca depues de haber llevado un televisor de Villazon. Todo fluye entre cascos y bayonetas. Mientras los militares revisan minuciosamente una carreta de verduras, al lado pasa un camión cargado de mercadería “desapareciendo mágicamente” en la frontera. Es un arte de pilotos.

La paradoja final es que un gobierno que se autodefine como “socialista” está implementando medidas de austeridad con un rigor que haría sonrojar a cualquier tecnócrata neoliberal. Pero bueno, siempre podemos consolarnos con un buen chiste sobre la escasez de combustible:

”¿Cuál es la diferencia entre un tanque lleno de gasolina y un unicornio? Ninguna, en Bolivia ambos son criaturas mitológicas.”