Eva Uzquiano, la artesana que crea juguetes e impulsa los sueños de otros emprendedores
Sus logros, pero también sus proyectos que incluyen la mano de obra boliviana, han hecho posible que hoy sea nominada como Boliviana de Oro.
Eva Uzquiano es una emprendedora que, junto a varios artesanos, fabrica juguetes, creaciones artesanales, con certificación internacional, que se han convertido en el sustento económico de un grupo de familias.
Su vida inspira. Comenzó hace ocho años, cuando son sus manos elaboró objetos artesanales para que su hijo se entretenga, tanto le gusto este oficio que comenzó a crear más y más.
Nunca pensó que estaba gestando un nuevo emprendimiento. Sus logros, pero también sus proyectos que incluyen la mano de obra boliviana, han hecho posible que hoy sea nominada como Boliviana de Oro.
“Así comenzó a desarrollarse la idea de los productos ecológicos, justamente para darles a mis hijos un juguete que les permita desarrollar la imaginación y la creatividad, pero que al mismo tiempo no dañe el planeta en su elaboración”, recuerda.
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Pronto se dio cuenta que necesitaba ayuda. De esta manera, se fijó como meta de impulsar la inserción laboral para demostrar que hay oportunidades para destacar la creatividad del artesano boliviano.
“Nosotros, Eprum, somos una empresa orgullosamente boliviana, que trabaja con artesanos y artesanas que tienen pequeños talleres en sus hogares, lo que permite que ellos puedan manejar sus tiempos de trabajo”, detalla la emprendedora.
Este trabajo demanda paciencia. Seleccionan la lana que luego las convierten en fieltro, les dan color y detalle a detalle confeccionan los nobles juguetes, que ahora pueden durar generaciones.
“Me gusta hacer juguetes para los niños, crear, me ilusiona qué juguetes pueden salir, tenemos más de cien muestras, es harto”. afirma Margarita Yanarico, una artesana que es parte de de este sueño hecho realidad.
Así es como con distintos procesos a mano van dando “vida” a la lana, que toma la forma de frutas y verduras, que evoca al majestuoso nevado Illimani y refleja la belleza de las llamas.
La fibra también representa parte de la culinaria boliviana. Puede convertirse en pasteles, humintas o salteñas.
“Cada diseño que nos manda a hacer, para nosotros es lindo también dibujar, nosotros ponemos de nuestra parte para que salga lo mejor posible. Nos parece muy hermosa cada pieza, cada forma, porque no todos son iguales”. relata Giovanna Limachi.
Uzquiano se reconoce como una mujer emprendedora. A la hora de realizar los diseños la concentración invade su ser, casi como en un trance, forja un verdadero vínculo entre la creatividad e imaginación.
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“La señora Eva tiene creatividad para hacer estos juguetes, mi mamá y ella hacen que estas ideas se vuelvan realidad (...), es bonito cambiar para que sea más llamativo”, cuenta Milenka Quispe, quien forma parte del equipo.
Se trata de un emprendimiento con triple impacto: juguetes fabricados por manos bolivianas y materiales nativos.
A la fecha, estos productos se distribuyen en todo el país y cuentan con certificación para para llegar a mercados de ultramar. Estados Unidos y Europa son parte de las metas.
Como quien aviva el fuego del emprendimiento, crea una oportunidad de negocio con la que aspira progresar junto a hombres y mujeres artesanos que persiguen el mismo sueño