Una multitud despide al Padre Pérez, “el hombre invisible” que fue un ícono de la comunicación boliviana
Sus restos fueron depositados en el mausoleo de la Compañía de Jesús que se ubica en el Cementerio General de la ciudad de La Paz. Era uno de sus últimos deseos, así como pasar las últimas horas de su vida con sus hermanos de fe.
Al mediodía de este jueves una multitud despidió al padre Eduardo Pérez Iribarne, quien falleció el lunes afectado por un complejo cuadro de salud.
Las exequias comenzaron minutos antes de las 10:00 con una misa de cuerpo presente en el templo Sagrado Corazón de Jesús, en el que le rindieron un homenaje sus allegados, los trabajadores de radio Fides y quienes lo escucharon durante los años de su servicio a la comunidad.
Una columna de guardias ediles custodió el féretro del sacerdote jesuita que deja un gran vacío en el periodismo boliviano. De hecho, los comunicadores que pasaron por la radio, esos que se consideran sus alumnos, lo despidieron.
El cortejo fúnebre recorrió varias calles del centro de La Paz. Comenzó en la calle Pichincha y siguió por la Sucre y la Genaro Sanjinés, para pasar por la sede de Fides, en cuyos micrófonos reclamó por el respeto a libertad de expresión y a la democracia.
Luego, tomó la calle Ingavi y la avenida Montes, vías que se cerraron para su paso. Desde ahí partieron hasta el Cementerio General.
El alcalde de La Paz, Iván Arias, participó de la columna y por unos minutos llevó en hombros el féretro. Otros políticos también se sumaron a las exequias.
La extensa columna contó con la marcha fúnebre interpretada por la banda municipal Eduardo Caba. En ese recorrido se vieron decenas de pañuelos blancos y muchas flores, pero sobre todo brilló la memoria de Pérez Iribarne, nacido en España el 22 de mayo de 1944.
Un mar de mensajes circularon en las redes sociales para destacar su aporte a la comunicación y a la sociedad con sus campañas sociales.
Sus restos fueron depositados en el mausoleo de la Compañía de Jesús. Era uno de sus últimos deseos, así como pasar las últimas horas de su vida con sus hermanos de fe.
El padre Pérez
El sacerdote jesuita falleció el lunes a los 80 años de edad luego de enfrentar un complejo cuadro de salud. Estaba rodeado de sus allegados y en su habitación. Así lo decidió.
Su legado no solo queda en el periodismo, sino también en el ámbito deportivo. Desde los micrófonos de Radio Fides, del que fue su director, impulsó las carreras de ciclismo Doble Copacabana y Vuelta a Bolivia, dos competiciones que marcaron un hito en esa disciplina.
Pero además le dio alegrías a niños y familias desfavorecidas con campañas navideñas.
Los “Carros de Fuego” evocaron su memoria, esa que para ellos perdurará hasta la eternidad. Este grupo se encargaba de recolectar aportes económicos para regalar juguetes a los niños de las familias más desfavorecidas en varias Navidades del siglo pasado y el comienzo del presente.
El “Tata Pérez”, “El Hombre invisible”, ha partido dejando una huella imborrable en este país en el que no nació, pero que quiso como suyo hasta el último día de su vida.
