Bolivia enfrenta un colapso en su economía

La crisis de balanza de pagos, junto con la negativa del Gobierno de Luis Arce para hacer las correcciones en tiempo y forma, han llevado a una situación crítica de insolvencia.

La priorización del pago de deuda externa no tiene que ver con una muestra de responsabilidad por parte de Arce, sino con el objetivo simple de seguir manteniendo el canal de endeudamiento para maquillar esta insolvencia. Por eso, también, la insistencia en mayores aprobaciones de créditos a la Asamblea Legislativa.

Mientras tanto, la imposibilidad de pagar los combustibles necesarios para que el país funcione de manera adecuada está generando golpes durísimos a la economía familiar. En estas últimas semanas el tiempo disponible para trabajar se ha reducido significativamente, ya sea porque el combustible es un insumo directo para la actividad económica o porque la oferta de transporte público y/o las cadenas de suministro de los productos que se comercializan se van paralizando progresivamente.

A esto hay que sumarle el carácter de las medidas implementadas por Arce, que solo mitigan y buscan reducir el consumo de combustibles reponiendo medidas vistas en la pandemia como las clases virtuales, el teletrabajo y la reducción del uso de vehículos públicos. Estas medidas deprimen todavía más la economía boliviana. Pero al mismo tiempo, presionan todavía más al alza los precios.

Siempre que hay un movimiento en los sistemas de precios, existe un cambio en la distribución de la riqueza. Dicho de otra manera: todo lo que ha hecho Luis Arce genera más inflación, lo que empobrece a muchos, pero beneficia a unos pocos.

En definitiva, la falta de respuesta ante una situación previsible, el empecinamiento en el monopolio estatal sobre la importación y comercialización de hidrocarburos, la falta de decisión política para implementar cambios en las estructuras de precios, y una mala lectura de la situación de la economía, están llevando a Bolivia a una crisis de carácter social, sin ninguna solución de corto plazo.

A diferencia de la pandemia, esta situación era evitable, pero estamos en manos del peor Gobierno de la historia.

(Escrito en el teléfono, el 15 de marzo de 2025, a 150 metros de una gasolinera, después de seis horas y 30 minutos de hacer cola).