El salario medio real de los trabajadores cae en Bolivia. Si uno tuviera que medir los resultados de política económica en material salarial, este es uno de los indicadores clave, no así el salario mínimo ya que, el gobierno puede declarar un salario mínimo de 20.000 Bs., pero la efectividad sería, cuando menos, dudosa y hasta dañina; a la política económica no se la mide por las buenas intenciones del tomador de decisión, se la mide por los resultados y, en este aspecto, estamos ante una generación de trabajadores perdida.
¿Por qué afirmar que estamos frente a una generación de trabajadores perdida? Porque, según datos del INE, estamos a meses de tener 25 años de trabajadores condenados a tener un poder adquisitivo promedio menor que el de todos sus antecesores en mayo de 2004. Desde 2006, en al menos 8 años el incremento al salario mínimo estuvo entre el 10% y el 20% anual.
Los incrementos al salario mínimo no dignifican, son una barrera de ingreso al mercado formal, afectando a jóvenes con empleos de pésima calidad, se degrada el trabajo existente, la formalidad se vuelve una entelequia y, con el pasar del tiempo, se arma una bomba de tiempo porque no habrá jubilación para ese 85% de trabajadores informales que no son parte del sistema de pensiones debido a que el único empleo que pudieron encontrar está en la calle. Tienen trabajo, sí, pero para subsistir debido al infierno fiscal que es el país.
En los últimos tiempos, la situación es preocupante: entre septiembre de 2023 y septiembre de 2022, los trabajadores de la construcción fueron los más afectados con una caída del 15,03% en el salario real, seguido del sector de hidrocarburos con -11.24%. Justamente, estos sectores están fuertemente afectados por la excesiva intervención del Estado.
Si consideramos a las dificultades generadas por la ausencia de divisas y su impacto sobre los precios de todos los bienes que se importan, estamos ante un escenario en el que, por el bien de los jóvenes y los trabajadores, por la estabilidad y por la seguridad de la familia boliviana –espacialmente las más vulnerables- no debe darse un incremento del salario mínimo en 2024.