La era digital y su impacto en la democracia, el desafío de la desinformación en Bolivia 2025

Me complace anunciar que con esta columna alcanzo la edición número 100, un hito que me llena de satisfacción y gratitud. Ahora, procedamos a abordar este tema tan apasionante como preocupante.

En un momento crucial para Bolivia, donde las elecciones presidenciales de 2025 marcarán el rumbo del país, el panorama digital presenta desafíos sin precedentes.

La reciente decisión de Meta de reducir significativamente sus equipos de verificación de datos y moderación de contenido ha encendido las alarmas en toda América Latina, especialmente en países que se encuentran en períodos electorales.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia, el 78% de la población boliviana tiene acceso a internet, y el 92% de estos usuarios son activos en redes sociales. Esta penetración digital masiva, combinada con la reducción de controles de verificación, crea un escenario propicio para la proliferación de desinformación.

Ventajas del ecosistema digital actual:

1. Mayor participación ciudadana en el debate político.

2. Acceso instantáneo a información y eventos en tiempo real.

3. Capacidad de organización y movilización social.

4. Democratización de la comunicación política.

5. Amplificación de voces tradicionalmente marginadas.

Desventajas del panorama actual:

1. Propagación acelerada de desinformación.

2. Polarización social intensificada por burbujas algorítmicas.

3. Manipulación emocional a través de contenido personalizado.

4. Dificultad para distinguir entre información verdadera y falsa.

5. Pérdida de confianza en instituciones tradicionales.

Las burbujas algorítmicas, fenómeno que según estudios recientes de la Universidad de Oxford afecta al 67% de los usuarios de redes sociales, están creando ecosistemas cerrados de información.

En Bolivia, donde las divisiones políticas y sociales son históricamente marcadas, estos silos digitales potencian la fragmentación social.

Los grupos de interés político han identificado esta vulnerabilidad sistémica. Según datos de CrowdTangle, en los últimos seis meses, el engagement con publicaciones políticas en Facebook ha aumentado un 156% en Bolivia, con un preocupante 43% de este contenido clasificado como “potencialmente engañoso” por verificadores independientes.

La posverdad se ha convertido en una herramienta de manipulación masiva. Los algoritmos de las redes sociales, diseñados para maximizar el engagement, favorecen contenido emotivo sobre el factual. Un estudio reciente del MIT Media Lab reveló que las noticias falsas se propagan seis veces más rápido que las verdaderas en el entorno digital.

En este contexto preelectoral boliviano, los expertos en ciberseguridad han detectado un incremento del 234% en la actividad de granjas de bots, según reportes de Kaspersky Lab para América Latina. Estas redes automatizadas están diseñadas para amplificar mensajes políticos específicos y crear una falsa sensación de consenso social.

La tecnología de deepfakes representa otra amenaza significativa. De acuerdo con datos de DeepTrace Labs, el número de videos deepfake detectados en Bolivia aumentó un 312% en el último trimestre de 2024. Esta tecnología permite crear contenido audiovisual falso pero extremadamente convincente, capaz de desestabilizar el proceso democrático.

La sociedad civil también juega un papel crucial. Organizaciones como Bolivia Verifica han incrementado su capacidad de respuesta en un 180% durante el último año, pero enfrentan el desafío de competir con la velocidad de propagación de la desinformación.

La solución a la desinformación requiere un enfoque multifacético que involucre a diversos actores y sectores. La alfabetización digital es fundamental para empoderar a los ciudadanos con las herramientas necesarias para discernir entre información veraz y falsa.

Si bien el Ministerio de Educación boliviano ha dado pasos importantes al implementar programas de capacitación en verificación de información, es necesario ampliar estos esfuerzos para llegar a una mayor proporción de la población, incluyendo adultos y comunidades rurales.

Esto podría implicar la creación de campañas de concientización pública, la integración de la alfabetización digital en el currículo escolar desde edades tempranas y la promoción de recursos educativos accesibles para todos.

Las plataformas tecnológicas también tienen una responsabilidad significativa en la lucha contra la desinformación. La decisión de Meta de reducir sus equipos de verificación es preocupante, ya que evidencia una falta de compromiso con la integridad de la información que circula en sus plataformas.

Es fundamental que las empresas tecnológicas inviertan en herramientas y personal capacitado para detectar y combatir la desinformación de manera efectiva. Esto incluye la implementación de algoritmos que limiten la propagación de contenido falso, la promoción de fuentes confiables y la transparencia en cuanto a la publicidad y el patrocinio de contenido.

El informe de Mozilla Foundation demuestra que las plataformas que mantienen equipos robustos de verificación logran resultados significativos en la reducción de la desinformación, lo que refuerza la importancia de estas medidas.

El futuro de la democracia boliviana dependerá en gran medida de la capacidad colectiva para navegar este complejo panorama digital.

La tecnología, que prometía democratizar la información, se ha convertido en un arma de doble filo que requiere una vigilancia constante y una respuesta coordinada de todos los sectores de la sociedad.

”En la era de la información, la ignorancia es una elección. Pero la desinformación es un negocio.” - Eli Pariser, autor de “The Filter Bubble”