Le depositaron $us 5 millones por error, el banco no se dio cuenta y se salió con la suya
Esta increíble historia es real y es digna de una película de Hollywood. Una joven se dio una vida llena de lujos y excesos con un dinero que no era suyo
Christine Jiaxin Lee, una estudiante de ingeniería química de Malasia, desencadenó una historia de riqueza instantánea y derroche desenfrenado en Australia. Llegó a Sidney en 2012 para iniciar sus estudios en la Universidad de esta ciudad australiana, con el apoyo económico inicial de sus padres, quienes le abrieron una cuenta en el banco Westpac para sus gastos iniciales. Sin embargo, nadie anticipó lo que sucedería a continuación.
Durante sus primeros dos años en la ciudad, Christine llevó una vida de estudiante ordinaria, enfocada en sus estudios y sin llamar la atención. Pero todo cambió un día en 2014, cuando descubrió que su cuenta bancaria había sido abultada misteriosamente. Lo que solía ser una modesta suma de dinero se había convertido en una fortuna multimillonaria, cortesía de un error bancario que dejó a Christine con 5 millones de dólares disponibles para su uso.
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Sin revelar este golpe de suerte a nadie, Christine se sumergió en un frenesí de compras sin restricciones. Desde ropa de diseño hasta joyas de lujo, gastó sumas exorbitantes en las tiendas más exclusivas de la ciudad. Pronto, su vida se transformó en un desfile de ostentación, con compras compulsivas y un estilo de vida de alto vuelo que atrajo la atención de todos.
No le dijo nada a nadie y se fue rumbo a una tienda de ropa. Tomó algunas prendas, se dirigió a la caja y pagó con su tarjeta. La transacción fue aprobada y volvió a casa con una bolsa llena de camisas, vestidos y carteras de Chanel, Dior, Hermes y otras marcas de primera línea.
Pasaron las horas, los días, las semanas y no hubo llamados, ni quejas, ni reclamos. El dinero que le había caído del cielo estaba completamente limpio. Fue entonces que comenzó a disfrutar de su inesperada fortuna.
Sus visitas a los shoppings y los locales de ropa más caros del mundo se volvieron habituales. Carteras Louis Vuitton, collares, perlas, pulseras Cartier, joyas de oro puro, botas de Christian Louboutin y la lista sigue.
Llegó a gastar más de 300 mil dólares en prendas de vestir solo en un día de compras en el que recorrió cinco tiendas. Su vida se había transformado completamente, en las redes sociales se mostraba con motos de gran tamaño y rápidamente se mudó a un departamento de lujo, con vistas imponentes de la ciudad.
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De acuerdo al Sidney Morning Herald, en total gastó 4,6 millones de dólares que pertenecían a las arcas del WestPac Bank a lo largo de 11 meses, hasta que el sueño tuvo un abrupto final.
Embriagada por el dinero y el descontrol, la joven fue demasiado lejos. En un día de abril de 2015, realizó 14 transferencias desde su cuenta hacia Paypal por un monto de $1,15 millones. Todo ese movimiento generó sospechas entre los analistas del banco que comenzaron a investigar.
Siguieron sus gastos y las distintas transferencias de dinero que había realizado hacia otras cuentas. Nada cerraba. Cada dato que encontraban sólo traía más preguntas sobre la vida de esta estudiante universitaria.
Descubrieron que Christine vivía en un departamento por el que pagaba 780 dólares por semana de alquiler. Un destacado piso con vista al mar definido por los agentes inmobiliarios como “propiedades más nuevas y buscadas”.
Sin embargo, la alegría fugaz de la riqueza fácil pronto se vio empañada por la realidad. Sus gastos extravagantes atrajeron la sospecha del banco, que congeló su cuenta y la instó a devolver el dinero malversado. A pesar de sus intentos de calmar la situación devolviendo algunos artículos de lujo, el banco persistió en su búsqueda de recuperar los fondos.
Con el cerco cerrándose a su alrededor, Christine intentó huir del país, pero sus esfuerzos fueron en vano. Las autoridades finalmente la detuvieron en el aeropuerto de Sídney cuando intentaba abordar un vuelo a Malasia. Se enfrentó a cargos por malversación financiera y fraude, pero su abogado argumentó que ella creía que el dinero en su cuenta era legítimo, ya que nunca se le informó de lo contrario.
Ante el juez, Christine dijo que pensaba que el dinero era depositado por sus padres y que ella no había cometido delitos.
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A pesar de la gravedad de las acusaciones en su contra, Christine logró obtener libertad bajo fianza mientras su caso seguía en curso. Durante el proceso judicial, devolvió muchos de los artículos adquiridos con el dinero malversado, aunque una parte significativa de la fortuna ya había sido gastada irreversiblemente.
Finalmente, la justicia decidió retirar los cargos en su contra, respaldando su argumento de que no había cometido ningún delito intencional. Mientras tanto, el banco se vio obligado a aceptar su derrota, habiendo agotado todos los recursos posibles para recuperar los fondos perdidos.
Una vez libre de los cargos, Christine regresó a Malasia para continuar con su vida, dejando atrás una historia de riqueza fugaz.
