¿Para qué sirve en realidad la tapa del inodoro y por qué es importante que lo sepas?

Mucha gente desconoce la verdadera función que tiene la tapa del inodoro, su correcto uso puede evitar muchos problemas para la salud

Publicación: 18/04/2024 09:08
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Foto referencial

Aunque mucha gente lo desconoce, la tapa del inodoro no es un simple elemento decorativo. Tampoco está pensada para ser un asiento, aunque muchos le den ese uso.

En realidad, la tapa del inodoro cumple una importante función higiénica, al crear un muro que nos protege de la contaminación microbiológica. Y es que, según afirman algunos estudios, si bajamos la tapa del inodoro antes de accionar la cadena, luego de orinar o defecar, evitaremos de una forma práctica y sencilla que unas 10.000 bacterias que se encuentran en el agua -y vapor de agua- dentro del inodoro salten hasta 1,5 metros de distancia de la taza.

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Y, consecuentemente, que todos estos microorganismos potencialmente peligrosos para nuestra salud se esparzan por el suelo y las paredes del baño, y se adhieran a las toallas, el papel higiénico, nuestros productos cosméticos de uso diario o incluso en el cepillo de dientes.

La invención de la taza de inodoro, que indudablemente marcó un antes y un después en la higiene a nivel mundial, suele fecharse en 1.597, a manos del noble inglés Sir John Harrington. Más adelante, el relojero escocés Alexander Cummings crearía el sistema ‘water closet‘. Por último, un tercer británico, el hojalatero Thomas Crapper le añadiría el sistema de sifón, que permitió eliminar los olores y facilitar las tareas de limpieza de la taza.

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Desde el diseño original, sin embargo, ya contaba con una tapa para separar el interior de la taza del del resto del habitáculo -mayoritariamente, el cuarto de baño- en el que se encuentra instalado el inodoro. Y es que, en el caso de los inodoros, la tapa no se diseñó para cumplir una mera función decorativa. Ni, por mucho que un gran número de gente le de ese uso, tampoco está pensada para ser un asiento.

La tapa cumple una función higiénica básica, al separarnos de todos los organismos microscópicos que se acumulan en el agua y en la taza del WC y que, tras tirar de la cadena, podrían esparcirse a razón de unas 10.000/m2 en suelo y paredes por toda la habitación, convertirse en focos de contaminación microbiológica.